
Werinche
Cuando pensamos en moda, muchas veces la asociamos con tendencias pasajeras, pasarelas o grandes marcas. Pero en Werinche entendemos la indumentaria desde otro lugar: como una forma de pertenecer, de conectar, de contar quiénes somos sin decir una palabra.
El nombre Werinche nace de una fusión que no es casual. Por un lado, “Werin”, que en galés significa gente, y por otro, “Che”, esa interjección tan nuestra, tan del habla cotidiana, que usamos para llamar a un amigo, para saludar, o simplemente para hacer sentir al otro que está cerca. Juntas, estas palabras forman una identidad nueva, un puente entre culturas, tiempos y territorios.
Una marca que habla de vos
En un mundo que a veces nos empuja a uniformarnos, Werinche elige lo contrario: resaltar lo que nos hace únicos. Cada remera está pensada no solo para vestir, sino para expresar. Porque creemos que la ropa no solo cubre, también comunica.
El gris que elegimos como base de nuestra paleta no es un gris cualquiera. Es un color que habla de neutralidad, pero también de fortaleza. Es un tono que no grita, pero que dice mucho. Simboliza elegancia, equilibrio y una mirada contemporánea. En él confluyen la sobriedad y la modernidad, dos valores que sentimos profundamente nuestros.
Comunidad, raíces y diseño
Werinche es una marca que valora las raíces, pero también el presente. Nos inspira un sentido de comunidad, la historia que cada uno carga y la que se construye colectivamente. Por eso, nuestras prendas no son solo indumentaria: son parte de una propuesta más amplia, que celebra las diferencias y crea puentes a través del diseño.
Vestir Werinche es elegir una marca con valores, con una identidad clara, y con una estética cuidada que no pasa de moda. Es elegir una forma de estar en el mundo.
Werinche: una historia tejida con lenguas, raíces y diseño
Hay viajes que no se hacen con los pies, sino con el alma. Así empezó Werinche, como una búsqueda interior que terminó encontrando su forma en la tela, en los colores, en un nombre que no nació al azar: Werinche.
Me enamoré del galés antes de entenderlo. Fue en las tierras del sur, en Chubut, donde el viento cuenta historias que no están en los libros. Donde las voces de los colonos galeses todavía resuenan en las capillas, en los nombres de los pueblos, en el canto de un idioma que resistió al tiempo y al olvido.
"Werin", en galés, significa gente. Una palabra sencilla, pero poderosa. Porque eso somos: gente. Comunidad. Historia compartida. Y del otro lado, "Che", esa palabra tan nuestra, tan cargada de afecto y cercanía. Un llamado, un puente. Juntas, forman Werinche, una marca que nace del cruce entre mundos, y que intenta rescatar algo esencial: la pertenencia.
Inspiración en las raíces vivas
Como artista, mi inspiración siempre vino de las raíces. Pero no de las que se entierran, sino de las que se mueven, se mezclan, se transforman. La historia de los galeses en la Patagonia es eso: un acto de amor por la lengua, por la memoria, por la posibilidad de crear un hogar lejos de casa.